Estuve
en Honduras en 2007. De mi viaje guardo un recuerdo agridulce ya que
tuve un intento de secuestro en Tegucigalpa. De S Pedro de Sula
tampoco no os puedo contar mucho, no salí de mi hotel en los 3 días
que estuve allí: piscina, piña colada, piscina, cerveza. . Lo sí que os contaré son las maravillas de
Roatán y mi convivencia con el pueblo garífuna, los pueblos
coloniales y las ruinas mayas de Copán ruinas
Un
poco de historia, para presentarlos:
En
1635, dos barcos españoles que transportaban esclavos africanos para
trabajar en las grandes plantaciones de caña de azúcar de las
Indias Occidentales naufragaron cerca de la isla de San Vicente. En
esas islas habitaban los Caribes, una raza de complexión baja,
fuerte y de tez cetrina, originarios de la región del Orinoco, y que
tras diversas tribulaciones, acabaron asentándose en las actuales
Antillas.
Por
el contrario, estos esclavos provenían de la actual Nigeria, y eran
altos, musculosos y de piel negra. Los caribes reciben de forma
amistosa a sus nuevos inquilinos, hasta tal punto que comienzan a
surgir matrimonios entre ambas razas. Al fruto de estas uniones
comienzan a denominarlos Garinagu posteriormente derivado a Garífuna
o Caribes Negros, ya que los descendientes de estas uniones mantienen
la estatura y corpulencia de los ancestros africanos.
Esta
comunidad garífuna entabló relaciones amistosas con los franceses
hasta el año 1796, fecha en que los británicos invaden la isla de
San Vicente y acusan a los garífunas de colaborar con el
enemigo de su graciosa majestad, deportando a toda la comunidad,
compuesta por unos 5000 miembros, a la isla de Roatán, en la costa
hondureña. A este terrible viaje consiguieron sobrevivir poco más
de 2400 individuos. Pero Roatán es una isla pequeña y no cumple las
condiciones necesarias para proporcionar el sustento de toda la
comunidad, así que tras diversas negociaciones, consiguen que las
autoridades españolas de Honduras les concedan asilo en tierra
firme, comenzando su expansión por la costa caribeña de Honduras,
Guatemala y Belice.
Hoy
en día, la comunidad garifunas cuenta con unas 600.000 personas
repartidas en 43 asentamientos en el Caribe y cuenta con una lengua
propia, una música y una danza peculiar denominada punta. De
carácter afable y pacífico, la mayoría de estas comunidades no
cuentan con policía ni representante político, ya que consideran
que los asuntos se pueden resolver a través del diálogo. Practican
la poligamia y en los pueblos abundan los abuelos y los nietos, ya
que la población de edad media ha tenido que emigrar para poder
enviar remesas.
Pasé
una semana en un asentamiento garífuna, de la mano de una ONG que
promueve el acercamiento de la música clásica a zonas del planeta
que no saben quién es Mozart o no han visto un violín en su vida. A
unos kilómetros de La Ceiba, en la población garífunas de el
Triunfo de la Cruz. Son muchas las maravillas que se pueden descubrir
en este pueblo. Que se puede hacer allí: playa desiertas, mar,
degustar un delicioso pescado en el restaurante local, visita a la
selva, paseos en una barca, visitar los paradisíacos Cayos Cochinos.
Las casas no tenían puerta (ni el baño tenía puerta jajajajaja)
por lo os podeis imaginar la tranquilidad y seguridad de este sito.
Allí
viví la peor tormenta eléctrica de mi vida, nos cayó un rayo a 100
m y os puedo asegurar que pasé mucho miedo. Pensé irme a dormir al
autobús, no os digo más
Si
de las 15 islas que componen los cayos os dejáis caer por la isla de
Cayo Mayor, os recomiendo que allí preguntéis por Francisco
Velasquez el amable profesor de la Comunidad, quien bien a gusto os
comentará todo lo relacionado con la comunidad de East End y la de
la vecina Chachauate, a la que también imparte clase, y así podréis
conocer más a fondo los entresijos de esta gente. Y si queréis
colaborar a su desarrollo, que bien les vendrá, entonces os
recomiendo que os quedéis a dormir una noche en alguno de los
básicos hoteles que la Comunidad ha levantado, y tras pegarte un
chapuzón en esas playa idílicas, os metáis entre pecho y espalda
una buena langosta, que además de chuparos los dedos, y ayudar a que
Don Francisco consiga libros de texto para sus alumnos, seguro que
haces como yo, y vuelves recomendando este rinconcito garífuna de
Honduras. La única que no te agradecerá que vayas recomendando
este rincón hondureño será la langosta, pero es que ya se sabe…
nunca llueve a gusto de todos
Roatán
Es
un paraíso. He tenido la suerte de visitar muchas playas
paradisiacas en mi vida, y esta isla del Caribe la tengo como nº 1.
No tiene apenas turistas, pero cuenta con suficiente
oferta hotelera y de
restauración, resort de lujo pero familiares, y sobre todo ofrece un
espectáculo inimaginable en su barrera de coral, que degustar
simplemente haciendo snorkel.
Roatán
está la segunda barrera de coral más grande del mundo y además, en
la mayoría de la superficie de la isla prevalece la
selva virgen, dándole al entorno la magia única de un ecosistema
exuberante y casi intocado. Por algo, su nombre significa “reino
celestial”.
Cristóbal
Colón hizo visible a la isla para el mundo europeo
en su cuarto y último viaje en 1502. Para bien o mal, la vida de los
nativos se vio trastocada. Hasta el famoso y temido Henry
Morgan eligió a Roatán para vivir.
Fue así que a su magnífica naturaleza, que la vuelve de por sí idílica, se le ha sumado la historia de piratas que eligieron a Roatán como punto clave de su actividad. Inclusive por el año 1683, su ubicación (en pleno Caribe y a 50 kilómetros de la costa hondureña) la volvió privilegiada para la cita de más de 5000 corsarios que se dividieron allí las riquezas de un barco español.
Es
por ello que el viajero encontrará en este paraíso perdido de
Honduras, muchas referencias a este pasado en nombres de
bares, hoteles y hasta campos de golf. También la capital de la
isla, Coxen Hole, lleva nombre bucanero, en honor al pirata
John Coxen. La leyenda cuenta que el tesoro inmenso que logró aún
permanece oculto en alguna caverna.
Otro
hecho histórico que ha marcado la personalidad de esta isla fue
cuando, a finales del siglo XVIII, los garífunas o caribes
negros llegaron a estas tierras expulsados por los
británicos de la cercana San Vicente.
Los
garífunas se asentaron en Roatán y hoy, lugares
como Punta Gorda, en la costa oriental, son barrios
donde se respira su cultura y se narra su historia. Acercarse aquí
es una buena manera que tiene el viajero para entender más de cómo
es la vida en este paraíso natural. De hecho la cultura
garífuna ha sido declarada Obra maestra de
patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad por la
Unesco.
Si
visitas Punta Gorda, no dejes de compartir algunas de sus
tradiciones, como preparar cerveza de yuca o una
tortilla de maíz o realizar una limpia de malos espíritus.
También puedes presenciar y ser parte –si te animas- del baile de
la punta en vivo. Se trata de una danza de la fertilidad que se vive
tan profundamente por sus intérpretes que hasta puede acabar en
trance.
Todo
en Roatán es digno de vivirse. Pues lo mejor que
tiene esta isla, es que no es sólo sus playas de
ensueño, sino que su pasado la vuelve toda una aventura cultural,
que hay que estar dispuestos a conocer.
Llegar allí desde S Pedro de Sula es también una aventura, hay una aerolínea (una especie de Air Nostrum) con aviones soviéticos que empezaron a volar en año que nació la perrita Laika, muy destartalados. Cuando el piloto (que estaba en la misma cabina que los pasajeros, unos 10) me vio buscando y rebuscando mi chaleco salvavidas (que no tenía) me dijo: no se preocupe señorita, llevo volando muchos años y nunca ha pasado nada. Cuando le dije que era ingeniera aeronáutica y que era inevitable para mí inspeccionar el avión en busca de fallos visibles me contestó. El vuelo dura poco, en cuanto pestañee ya habremos llegado.
A
Roatán llegan vuelos directos desde Houston (hay mucho hondureño
allí, sobre todo de la zona), Milán y no me acuerdo de dónde más.
El
pueblo es muy chulo, pequeño y con mucho encanto, de casas bajas, de
techo de tejas y muchas de adobe, con sus frente muy colorido,
interiores con muchas plantas, con sus calles empedradas, con una
preciosa plaza con esculturas y a sus lados la iglesia, el
ayuntamiento y el banco. Recibe turistas pero pocos, lo ideal, con
suficiente infraestructura pero no “agobio de flashes”. Nos
quedamos en un hotel que no estaba mal, pero no pude ni pasar al baño
(iba a la cafetería de turistas de enfrente) y por la noche se nos
metieron muchos bichos en la habitación, sobre todo quecos. Son
inofensivos, venerados allí, pero hacen un sonido muy molesto. Por
eso, alguno falleció por zapatillazo de mi amigo Jaime, que dice no
estar a tonterías. Pobre queco.
Locales
con sombrero de cowboy y pistola, niños curiosos que ríen y me
revolotean, gente que mira desconfiada, otros que preguntan de dónde
venimos. Nos pasa a todos los turistas en los destino con niños que
piden dinero, pero en mi caso, no sé si será porque soy rubia y les
llamo la atención, o porque tengo un imán para los peques, también
me pasa en otros países, pobres pero más orgullosos, donde los
niños no piden dinero.
Con
el telón de fondo una selva de un intenso verde.
El Parque Arqueológico de Copán que tiene una gran fama y se le conoce como “ la Atenas del nuevo mundo”. Está cerca y se va caminando desde el pueblo.
Este es mi primer contacto con el mundo maya y este lugar dejo de crecer hacia el año 814 y fue abandonado hacía el 900. Al llegar a la gran plaza a través de un sendero rodeado de enormes árboles, me encuentro con estelas, altares y plazas. Las estelas son monumentos tallados en grandes piedras -toba volcánica- donde se representa a un rey con glifos laterales con fechas y datos sobre su reinado. Los altares son piedras con inscripciones colocadas junto a las estelas con fines ceremoniales.
Recorro el área del Juego de la Pelota al que consideran como el más majestuosos del mundo maya y tenía fines ceremoniales no deportivos
Cerca está la Escalinata Jeroglífica (protegida necesariamente con una gran tela); son 63 escalones con glifos tallados que en algún momento se derrumbaron.
El
municipio se encuentra rodeado de colinas y abundantes pinares que
ocasionan un clima exquisito y fresco igual que muchas otras ciudades
en el occidente del país. Merece un día de visita, no más, pero lo
merece. Santa Rosa es un punto geográfico importante donde el
viajero que va o viene de Guatemala o El Salvador hacia Honduras
puede detenerse a descansar. En su ubicación geográfica convergen
las rutas turísticas de Copán Ruinas y Gracias Lempira (Parque
Nacional Celaque)
Su
mayor atractivo turístico es su riqueza cultural que incluyen su
centro histórico que incluso ha sido declarado Monumento Nacional y
Patrimonio Cultural de la Nación. Esta zona de la ciudad se
caracteriza por su arquitectura colonial por lo que si eres
admirador de las estructuras este es el lugar para recorrer caminando
en un tranquilo paseo mientras tomas fotografías. Sus
construcciones con techos de teja se pueden admirar mientras caminas
por sus fascinantes calles empedradas.
En
su casco histórico encontrarás la Casa Nacional que es interesante
saber como fue construida originalmente como ”La Real
Factoría de Tabacos” en 1796; dando así entrada a la gran
fuente de comercio de la zona que es ahora el tabaco. Frente al
Parque Central podrás admirar la Catedral de la ciudad, que al dar
el primer paso dentro de la misma podrás sentir una paz y serenidad
singular. No dejes de tomarle fotografías a la Casa de la
Cultura, que data desde los años 18o0; además de otras casas
residenciales cuya riqueza arquitectónica datan desde el siglo XVII.
Con
el paso del tiempo, Santa Rosa ha prosperado y ha diversificado sus
actividades comerciales hasta convertirse en el principal centro del
comercio en la zona occidental de Honduras, destacándose sus
plantaciones de tabaco y del café. Por toda la ciudad podrás
encontrar acogedores cafés y lounge que te invitan a disfrutar
de las mejores tazas de café .
No
dejes de probar sus platos típicos como el famoso “cerdo o
chanchito horneado” con una receta especial y secreta, acompañado
de tortillas de maíz, los “totopostes” consistente en un pan
duro de maíz, rosquillas, pan de maíz, los tamales hondureños, los
ticucos, las empanadas o pupusas hondureñas con receta especial.
Para disfrutar la experiencia completa acompaña tu plato de comida
con una bebida Copan Dry.
No
vayas a la capital. Bueno, como todos los turistas, siempre
visitamos la capital aunque solo tengan de peculiar un poco más
modernidad que el resto, que para los europeos que lo que buscamos es
historia, paisajes y gentes no nos aporta nada como destino
turístico. Aunque todos hemos dado algún brinco en algún momento
al encontrar un McDonald, ya divisándolo a lo lejos se escapa un
“mira, un Mc Donald).
Nosotros
fuimos porque formaba parte del trabajo que hacíamos con la ONG. Con
miedo, y con escolta policial, tuvimos que adentrarnos en una mara
(barrio
No
entiendo ni comparto la motivación de un turista para ver “barrio
pobre”. Mucha gente que va a Nueva York va al Bronx, tantas
películas hemos visto... en autobuses cerrados (aunque Nueva York
actualmente no tiene nada que ver con la ciudad peligrosísima de los
años 80s-90s, como dicen ellos, antes de Guliani). Pero ir a los
suburbios de las ciudades centroamericanas no. Yo fui por curiosa,
pero ya se sabe, la curiosidad mató al gato. Y no pienso ir nunca
más.
La
Antigua
Es única, no conozco otra ciudad tan colonial y que fue construida de nuevo después de cada terremoto que sufrió en su historia y fueron varios. Esta al pie del volcán Agua, una muy buena temperatura ambiente, todas sus calles empedradas, casas bajas, coloridas y con artísticas rejas en sus ventanas con macetas y plantas con flores, muchos alojamientos, restaurantes, bares y artesanías, y bastante “turismo gringo” como dicen ellos.
Entre los lugares a visitar, tenemos: La Plaza Mayor, constantemente con gente, mucha sombra, una fuente de agua en el centro y carros tirados por caballos esperando al turista. Está a sus lados, la catedral -que tiene otra adentro destruida por terremotos- el ayuntamiento y el gran palacio de los capitanes generales que ocupa cien metros con su imponente galería.
Caminando se llega hasta el Arco de Santa Catalina que es una postal de Antigua con el volcán de telón de fondo.
Hay muchas iglesias impecables como el templo y convento de La Merced, otras de pie y al lado las ruinas que dejo algún terremoto como en la iglesia de San Francisco y otras en ruinas totalmente como testimonio de uno de los tantos terremotos que ocurrieron. La entrada para visitarla cuesta poco.
Es un municipio del
departamento de El Quiché.
Es
famoso por su mercado. Es étnico, turístico, los precios son bajos
(aun siendo precio turista). No soy mucho de mercados, me agobian,
mientras mis amigos deambulaban me recorrí los bares del pueblo y
tiene su vidilla.
Chichicastenango
forma parte de las principales rutas turísticas del país, ya que en
este lugar se pueden admirar las diferentes tradiciones y muestras
culturales, la fe religiosa de los indígenas quichés y sus
ceremonias en sitios especiales, donde se realizan ofrendas y
peticiones invocando a Dios, Jesucristo, Santos de la Iglesia
Católica, espíritus de los antepasados. Yo no tuve la oportunidad
de verlo, pero me hubiera gustado