Powered By Blogger

domingo, 13 de octubre de 2013

Bosques en otoño..donde viven las hadas


El hayedo de Montejo (Madrid)
Está en el norte de la provincia de Madrid, en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, y e
s uno de los hayedos más meridionales de España. Gracias a la protección que le proporciona la Sierra, el hayedo de Montejo se conserva en buenas condiciones tan al sur. Un bosque singular y de gran valor que cubre 250 hectáreas.
Hay hayas enormes, de más de 20 metros, y algunas centenarias como La Roca, que cuenta ya más de 250 años. También encontramos robles, cerezos o avellanos, y entre sus troncos pululan el jabalí, el corzo y el gato montes.
El otoño es, sin duda, el mejor momento para visitarlo pero debido a su fragilidad hay que pedir permiso en el Centro de Recursos e Información de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón. Hay tres itinerarios distintos para los amantes del senderismo. Puedes alojarte en el propio Montejo de la Sierra o en Horcajo de la Sierra.
El Hayedo de Tejera Negra (Guadalajara)
Otro espectacular hayedo por el que perderse (con cuidado, siempre) este otoño. El Hayedo de Tejera Negra es un parque natural situado en un valle entre los ríos Lillas y Zarzas. Su especial microclima ha permitido que las hayas se conserven a pesar de encontrarse tan al sur (un poco como ocurre con el hayedo de Montejo).
Si vas temprano quizás te encuentres con algún corzo, pero si no la fauna es variada: escurridizos zorros y gatos monteses, tímidos jabalíes o majestuosas águilas reales.
Para visitarlo, puedes rellenar el formulario de reserva online y si quieres alojarte cerca puedes hacerlo en Cantalojas o en Campillo de Ranas.
El castañar de El Tiemblo (Ávila)
El castaño es un árbol caducifolio que trajeron los romanos a España. El castañas de El Tiemblo está situado en la Reserva Natural Valle de Iruelas y probablemente sea el más extenso del Sistema Central.
Pasear en otoño entre los castaños de El Tiemblo se ha convertido en casi una tradición hasta el punto de que el ayuntamiento ha tenido que limitar el acceso  de los coches con una tasa. Aún así, se trata de un lugar ideal para disfrutar de la explosión de color del otoño.
El bosque de Muniellos (Asturias)
El bosque de Muniellos es uno de los robledales más grandes y mejor conservados de nuestro territorio. Durante el otoño, numerosos frutos como los arándanos, moras, avellanas y bellotas llenan el bosque, y ofrecen alimento a animales tan amenazados y escurridizos como el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus). Otras especies como el oso pardo encuentran aquí un refugio ideal, alejado de grandes núcleos de población. Muniellos es Reserva Natural Integral y no se permite la entrada de más de 20 visitantes por día. Las reservas se pueden hacer a través del Servicio de Atención al ciudadano del principado de Asturias.
Sierra de Francia (Salamanca)
Los bosques de roble melojo y castaño ofrecen en otoño un espectáculo de colores a medida que las hojas amarillean. También se pueden encontrar acebos, arces, serbales y abedules, así como numerosas especies de setas. El clima frío de la zona invita a terminar el paseo con una merienda de castañas al calor de la chimenea en alguno de los pueblos de la zona.
Selva de Irati (Navarra)
Durante el otoño, los hayedos alcanzan su momento `estelar´ y llenan el paisaje con los colores rojizos y marrones de sus hojas a punto de caer. Pasear por la selva de Irati en esta época supone introducirse en un mundo de cuento, y da la impresión de que en cualquier momento veremos un duende o un gnomo asomándose entre los árboles. Existe una red de 16 senderos balizados, todos ellos de menos de 10 kilómetros y aptos para todas las edades.
Tejeda de Tosande (Palencia)
El tejo es uno de los árboles más longevos del mundo, y en España se suele encontrar de forma solitaria. Por eso es llamativa esta tejeda de la montaña palentina, a la que se llega después de pasar por zonas de robles y hayas.
Valle de Arán (Lérida)
Las montañas del Valle de Arán, en los Pirineos centrales, están cubiertas de bosques que ofrecen numerosos atractivos en otoño. En las zonas de menor altitud se pasea entre pinos y hayas, mientras que los abetos y los pinos negros pueblan las áreas más elevadas. Alberga especies amenazadas como el oso pardo y el quebrantahuesos.
Picos de Urbión (Soria)
En el Parque Natural La Laguna Negra y circos Glaciares de Urbión las temperaturas son bajas y las lluvias abundantes, haciendo que se conserve una gran extensión de pino albar que recuerda a los bosques de Siberia. La Laguna Negra, a 2.000 metros de altura es un lugar fascinante rodeado de leyendas e historias como la de la Tierra de Alvargonzález.
Parque Natural Los Alcornocales (Cádiz y Málaga)
Andalucía suena a calor, sol y sequía. Sin embargo, los bosques del Parque Natural Los Alcornocales sorprenden por su humedad y su densa vegetación. Esta humedad proviene principalmente de la costa, y se acumula formando una niebla muy densa en los denominados canutos. Gracias a ello, aquí vive una flora muy particular, que forma una selva siempre verde llena de especies de la Era Terciaria que no se encuentran en ningún otro lugar de la península.
Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real y Toledo)
Que nadie se extrañe si, mientras pasea por el bosque mediterráneo del Parque Nacional de Cabañeros, escucha unos incesantes bramidos: el ciervo ha entrado en su periodo de celo, y los machos luchan por conseguir el territorio y las hembras. La berrea del ciervo es uno de los más impresionantes espectáculos que ofrece la naturaleza en otoño.
Bosques de Fanlo (Huesca)
Muy cerca del Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido, el bosque de la Pardina del Señor de Fanlo no tiene nada que envidiar a sus vecinos. Compuesto por una mezcla heterogénea de árboles como abetos, hayas, arces, álamos, avellanos, fresnos, cerezos, abedules, etc., la mayoría de hoja caduca, el bosque se llena de infinitos colores y alcanza en otoño su mejor momento.
Sierra de Ancares (León)
Al noroeste de la provincia de León, justo por encima de El Bierzo, se encuentra este paraje despoblado y poco conocido. Bosques misteriosos envueltos en densas nieblas, tradiciones y leyendas… merece la pena acercarse a esta comarca, visitar sus construcciones tradicionales llamadas pallozas y, con suerte, unirse a la celebración de alguno de sus tradicionales magostos, que se celebran en torno al 1 de noviembre. Se trata de fiestas alrededor de una hoguera en la que se asan castañas y chorizos, sin faltar por supuesto la música y el vino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario